El mercado del alquiler de vivienda colapsa en Cáceres

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Según el último informe del portal IDEALISTA tanto Cáceres capital como Cáceres provincia son los puntos donde más se ha encarecido el alquiler de vivienda en el último año; la primera, con un incremento del 18,90 %; y la provincia con un 34,60 % –en ambos casos, frente a un aumento del 10,40 de media nacional—.

Partiendo de la base de que tales datos prácticamente coinciden con los que se manejan desde el Colegio Oficial de Agentes de la Propiedad Inmobiliaria de Cáceres, lo paradójico es que tanto particulares, como medios de comunicación, como incluso Administraciones Públicas se pregunten a qué se debe ese encarecimiento tan desmesurado.

Pues bien, la respuesta es bien sencilla: todo trae causa de la entrada en vigor de la Ley 12/2023, por el Derecho a la Vivienda, en fecha 25 de mayo del pasado. Y para ello, baste decir que en los albores del año 2023 tales diferencias de precio eran todavía las propias de la serie histórica; pero, ¿qué paso a partir del segundo trimestre de 2023?

Pues precisamente eso: que la Ley de Vivienda –denominada en este aspecto por muchos, con indudable acierto, la ley del sólo sí es sí del ladrillo llegó con todos sus efectos indeseados.

Y cuáles son esos efectos:

  • Para empezar, el problema del alquiler de vivienda en Cáceres viene de antiguo (nunca ha habido exceso de viviendas en Cáceres), y además veníamos de un nivel bastante bajo.
  • En los dos últimos años simplemente el problema ya ha estallado con la Ley de Vivienda –que, no nos olvidemos, se aprobó en Consejo de Ministros en octubre de 2021, pero no entró en vigor hasta mayo del 2023 (¡¡¡casi dos años, Dios mío!!!)—. Y la explicación es muy sencilla: los políticos, todos, se olvidan de que el mercado siempre reacciona mediante dos conductas totalmente compatibles y coetáneas en el tiempo: se anticipa y se autorregula. Es una realidad que se empeñan en negar, pero que se repite una y otra vez.
  • Si añadimos la escasez de oferta endémica de Cáceres a las consecuencias de la Ley de Vivienda tenemos:
  1. Que muchos propietarios han decidido retirar su vivienda del alquiler y venderla, o directamente cerrarla en espera de mejores tiempos, porque les sale más barato.
  2. Que sí, que hay mucha conversión en apartamentos turísticos, pero no son la mayoría ni muchísimo menos. Pero todo suma.
  3. Que si un inquilino que ahora paga 600,00 € sale de la vivienda y se pone a buscar, sabe que tiene partir de 800,00 € de renta, como mínimo: no le compensa.
  4. Si un propietario tiene un inquilino que no le da muchos problemas y le paga más o menos religiosamente, se aguanta con esa renta de 600,00 € –e incluso renuncia a la subida del IPC— y reza para que no se le vaya. Y si se va, retira la vivienda del alquiler.
  5. Ahora, con el modelo de unidad familiar monoparental (los cursis les llaman “singles”), la gente se apaña con una habitacion cita con derecho a cocina y baño; y aguantan como buenamente pueden.
  6. Funciona mucho el boca a boca, los tablones de anuncios de las facultades y las escuelas universitarias, y las redes sociales; en pisos compartidos –que son la mayoría— si una habitación se va a quedar vacía, rápidamente hay alguien dispuesto a ocuparla sin que salga al mercado.

Estamos ante la tormenta perfecta. Y lo peor: nadie se da cuenta de que el de la vivienda –ahora mismo, tanto en arrendamiento como en compra— es un mercado sumamente inelástico; es decir, que nadie sueñe con que van a bajar los precios, porque aquí se reproduce perfectamente lo que se denomina “efecto pluma”: lo que sube vertiginosamente, rara vez baja, y si baja algo lo hace muy poco y muy lentamente.

Pues con los precios de la vivienda pasa exactamente eso; y ese es el otro efecto indeseado –diríase que casi perverso— de esta Ley 12/2023 de la vivienda: con su entrada en vigor, ni se han rebajado los precios de alquileres, sino todo lo contrario; ni ha aumentado el parque de viviendas en arrendamiento –también todo lo contrario—.

Al revés; si antes el mercado de alquiler era sumamente dinámico y permitía la fluidez en la libertad de establecimiento y residencia de los ciudadanos, ahora se ha convertido en una especie de pétrea, estática e indeseable alternativa que ha fulminado parte de los derechos y libertades conquistados y reconocidos en el ordenamiento jurídico –patrio y comunitario— a los ciudadanos particulares: el derecho a establecerse y residir donde se quiera con total libertad; y lo peor, el derecho a emanciparse, a vivir por uno mismo.

Francisco Marroquín Parra

Abogado Ejerciente perteneciente al ICA Cáceres

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